Mie (Japón).- Las leyes del mercado no perdonan a sus símbolos. Los cultivos de ostras de Akoya afrontan el peor momento de su historia, su peor crisis desde que Kokichi Mikimoto descubrió al mundo a finales de los noventa del siglo XIX que las perlas también podían ser cultivadas en los mares.
Desde la antigüedad, de China a Babilonia, este preciado adorno sólo podía ser recolectado entre las ostras que los creaban de forma natural. Sin embargo, este japonés introdujo la 'revolución industrial' en una tradición de la humanidad al introducir cuerpos extraños en el interior de los moluscos.
Kokichi Mikimoto, joyero oficial de la familia imperial desde 1924, había creado un imperio industrial tan simbólico para Japón como General Motors o Ford para Estados Unidos. Sin embargo, la competencia china y la recesión mundial podrían acabar con él.
En el pequeño pueblo pesquero de Wagu, en la bahía de Ago, la mitad de los 45 productores de perlas están a punto de cerrar sus cultivos después de que los precios se desplomasen más de un 50% en el último año.
"Es el final si pierdes tu pasión por el trabajo que haces, y yo la estoy perdiendo", afirma Akihiro Takeuchi, de 43 años, uno de los artesanos que cultivan las perlas en Akoya.
"No podemos vivir así. Realmente no es rentable... Akoya puede morir completamente en esta ciudad en unos pocos años", agrega.
Las perlas de ostras marinas de Akoya han representado una marca de calidad de esta industria durante décadas, siendo uno de sus púntos álgidos los noventa, cuando la producción doméstica generaba unos 88.500 millones de yenes (900 millones de dólares) en 1990.
Sin embargo, desde entonces la decadencia ha llegado a Akoya. La producción en 2008 apenas sumaba una quinta parte de aquellos añorados años, y la producción del último cuarto de siglo se ha desplomado un 60%. Se ha llegado a una situación que no sólo se explica por la crisis actual.
Una marea roja de fitoplancton acabó con dos tercios de las ostras a mediados de los noventa. Una situación que fue aprovechada por los cultivos de agua dulce chinos, que producían sus perlas a menor precio y que rivalizaban en un mercado donde los gustos habían cambiado: los jóvenes preferían adornos más accesibles que antes.
Si Kokichi Mikimoto revolucionó el mundo de la perla en los noventa del siglo XIX, China no ha sido menos en la misma década del XX. Sus cultivos en agua dulce producen más de 40 perlas mientras Japón apenas produce unas pocas.
La industria china produce unas 50 veces más perlas que Japón, según el director de la firma Mikimoto, Takashi Shimokura. Mientras ellos inundan el mercado con muchas perlas baratas,los rivales en el sector más lujoso están en los Mares del Sur y Tahití, cuyas perlas son mayores que las de Akoya y, por tanto, preferidas por los clientes occidentales.
Para rematar el sombrío panorama de Akoya, la actual recesión japonesa, la peor en décadas, ha provocado que la histórica joyería Tasaki Pearl cierre siete de sus ocho granjas de cultivo niponas este año, mientras que el Tiffany's ha anunciado una reestructuración para cerrar sus puntos de venta donde sólo ofrece perlas.
En Wagu, los jóvenes se han ido a la búsqueda de mejores oportunidades, mientras que los más ancianos tienes pocas esperanzas de que sobreviva una industria que ya es tradición.
"Aquellos que pueden salir son afortunados, pero muchos no pueden porque tienen pasadas deudas bancarias", afirma Makoto Yamamoto, presidente de la Unión de Cultivo de Perlas de Mie, lugar donde se produce un tercio de las perlas de Akoya.
"Siempre fui optimista en el pasado, incluso cuando la marea roja, pero esta vez no tengo ideas", lamenta el veterano de 74 años a Reuters.
Como plan de urgencia para salvar esta tradicional industria, el Gobierno japonés ha diseñado un plan de 120.000 millones de yenes destinado a proteger al pequeño sector pesquero.
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