El coordinador del estudio, Juan Carlos del Moral, manifiesta que aún no se conocen a ciencia cierta las causas de esta extinción. Otros expertos, sin embargo, sí que mencionan algunas posibles causas, como la contaminación y el urbanismo. "Las nuevas edificaciones, planas y sin oquedades, no dejan huecos para que estos animales aniden", dice Eduardo de Juana, profesor de Zoología de la Universidad Complutense.
Teo Overhuver, portavoz de Ecologistas en Acción, apunta, sin embargo, en otra dirección: "La contaminación atmosférica es uno de los principales riesgos de salud que tienen los pájaros". Otras razones probables, como este crudo invierno, quedan desechadas: "A las aves no les afecta tanto el frío mientras encuentren alimento, asegura De Juana. "La disminución de zonas verdes sí que es bastante más grave", apostilla.
Palomas voraces
Otras de las causas que se barajan es la competencia de las palomas. En efecto, el gorrión se ha convertido en la única ave urbana que ha registrado un descenso de su población. En contra, las palomas, mucho más voraces, no paran de ganar terreno. Crecen anualmente a un ritmo en torno al 3%, hasta el punto de que su población ya debe superar los 300.000 individuos, según otro estudio de SEO. Especies como el mirlo siguen el mismo camino de expansión.
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