lunes, 29 de junio de 2009
Coca Cola Zero en España utiliza un aditivo prohibido en EE UU, UK y México
El ciclamato sódico E-952, un edulcorante por el que Venezuela acaba de prohibir Coca-Cola Zero, está en este refresco en el Estado español. El E-952 no está permitido en EE UU desde 1969 por su riesgo cancerígeno.
Luego del hartazgo que han sufrido los consumidores ante tanta
> publicidad veraniega realizada por Coca Cola para su nuevo producto
> «ZERO», llegan las opiniones médicas y de especialistas sobre las
> «bondades», o no, de la nueva bebida cola que promete CERO AZUCAR y
> un implícito «Éxito social» a todo el que la beba, producido por las
> bien pensadas piezas publicitarias utilizadas en el lanzamiento de la
> demandada bebida.
>
> Mientras que la ZERO tiene Ciclamato de Sodio * (27mg%), Acesulfame
> K (15mg%) y Aspartamo (12 mg%)* haciéndola más dulce que la otra (en
> total 54mg/100% de bebida).
Teniendo en cuenta que el edulcorante* «Ciclamato de Sodio» está
> terminantemente prohibido por la F.D.A. (Organismo maximo de control
> de alimentos y drogas de los EEUU de América) Por tener efectos
> comprobados en la generación de tumores cancerígenos, Y que el
> Ciclamato (10 US $ por Kilo) es mucho mas barato que el Aspartamo
> (152 US $ por Kilo), ¿Que Coca Cola va a tomar de ahora en adelante?
jueves, 25 de junio de 2009
La música empezó hace 35.000 años
Encuentran cuatro flautas del paleolítico en el yacimiento alemán de Hohle Fels
El asombro de los neandertales que vivieron tras el desembarco de los humanos modernos en Europa debió ser descomunal. La nueva especie, que llegó hace 40.000 años cuando los neanderthalensis llevaban ya más de 100.000 en el continente, producía fenómenos asombrosos. Llenaban de animales las paredes de sus cuevas, creaban figuras a su imagen y producían inquietantes melodías acercándose palitroques a los labios. Un tremendo despliegue de energía e ingenio aparentemente superfluo en un tiempo poco propicio para la ociosidad.
Un nuevo vestigio de aquella época de efervescencia cultural en Europa, que hoy se publica en Nature, se encontró en 2008 en el yacimiento alemán de Hohle Fels, a 20 kilómetros de Ulm. Allí, se desenterró una flauta (escucha su sonido) casi completa hecha de hueso y los fragmentos dispersos de tres flautas de marfil. Con más de 35.000 años de edad, se trata de la evidencia de actividad musical más antigua que se conoce. Las cuevas de esta zona, donde se han hallado los únicos instrumentos musicales de más de 30.000 años de antigüedad de todo el mundo, puede considerarse la cuna de la música.
21.8 centímetros
La pieza de hueso, la más destacada, está tallada sobre el radio de un buitre leonado. Con una envergadura de entre 230 y 265 centímetros, este animal era perfecto para elaborar flautas como la del yacimiento alemán. Sus radios, de unos 34 centímetros de longitud, ofrecían espacio suficiente para tallar una flauta de gran tamaño (la parte que se conserva de la de Hohle Fels mide 21.8 cm).
Los autores del estudio, investigadores de la Universidad de Tubinga, tratarán ahora de reconstruir el sonido de la flauta y deducir cómo se tocaba. Para hacerlo han utilizado como referencia una flauta encontrada en la cueva de Geissenklösterle, cercana a Hohle Fels. Hecha con el radio de un cisne, se puede hacer sonar soplando de forma oblicua por uno de sus extremos para obtener cuatro notas básicas. Soplando con más intensidad se pueden obtener tres tonos más. Dado que con una flauta de tan solo tres agujeros es posible obtener un rango de notas comparable a muchos tipos de flautas modernas, los arqueólogos creen que la nueva debería tener las mismas posibilidades musicales e incluso superiores.
Las otras tres flautas encontradas, hechas de marfil, requirieron del artesano el dominio de una tecnología más complicada que con la de madera. Frente a la relativa sencillez de tallar un hueso de ave, con el marfil era necesario dividir un diente de mamut para poder vaciar el interior y volverlo a unir con una técnica que impidiese que se escapase el aire por los intersticios.
El nuevo hallazgo de Hohle Fels apuntala la teoría de que la música desempeñaba una función importante entre los humanos que ocuparon los valles del suroeste alemán hace casi 40.000 años. En 1995, el descubrimiento de dos flautas de hueso de época Auriñaciense en Suabia se vio como un hecho insólito y aislado. Catorce años después, hay tres yacimientos en esta región alemana donde se han encontrado flautas. En total, ya hay ocho, cuatro hechas con huesos de aves y cuatro con marfil de mamut. "Ahora podemos concluir dicen los autores que la música tuvo un rol importante en la vida del Auriñaciense en los valles de Ach y Lone, en el suroeste de Alemania". "Estas evidencias sugieren que los habitantes de estos lugares tocaban los instrumentos musicales en diversos contextos sociales y culturales y que las flautas se desechaban con muchos otros tipos de escombros domésticos", añaden.
lunes, 22 de junio de 2009
Los dinosaurios no eran tan grandes después de todo
Reconstrucción a partir de un fémur
¿Cómo se mide el tamaño y el peso de unos animales que desaparecieron, como tarde, hace 65 millones de años, y cuyos rastros están fragmentados? A excepción de ejemplares como el citado 'brontosaurio' (oficialmente apatosaurio) del Museo Peabody, uno de los esqueletos de saurópodos más completos de la paleontología, lo habitual es que se reconstruyan los animales a partir de fragmentos aislados de su cuerpo, como el fémur, el húmero, las vértebras o la pelvis.
Hasta ahora, la técnica más empleada para medir el peso de grandes animales era la escala. Tomemos como ejemplo un edificio construido sobre cuatro columnas. Éstas están fabricadas siempre con el mismo material. Si el edificio es pequeño, entonces pesa poco y las columnas son, probablemente, delgadas. El tamaño de cada pilar está relacionado con el tamaño del edificio. Es decir, el tamaño de los pilares se puede dibujar como una función matemática del tamaño del edificio.
Si el edificio es destruido pero permanecen las columnas, se puede medir el tamaño de estas últimas y estimar el peso de todo el edificio. Así es como se ha medido hasta ahora la masa de los dinosaurios. Los grandes huesos que soportan el peso, como son el fémur y el húmero, representan esas "columnas" que sostienen el cuerpo de estos gigantes reptiles. Los huesos son siempre del mismo material y tienen todos casi la misma forma, por lo que la escala de proporción utilizada ha sido la de la anatomía de los grandes mamíferos actuales.
domingo, 21 de junio de 2009
A 1.452 kilómetros del Polo Norte y a 16.252 de la Antártida
En el fiordo de Hornsund, junto a un glaciar volcado al mar, hay una estación polar polaca, dedicada a la ciencia, especialmente la geofísica. Está permanentemente habitada, con inviernos de tres meses de oscuridad permanente y temperaturas de hasta 39,6 grados centígrados bajo cero. Los 11 miembros de la base, que llevan un año en Hornsund y están a punto de acabar su estancia, han recibido hoy a los integrantes de la campaña oceanográfica del buque Jan Mayen. El recibimiento no ha podido ser más caluroso en ese lugar, exactamente a 1.452 kilómetros del polo Norte y 16.252 kilómetros de la Antártida (más exactamente de la base polaca situada en la península Antártica, no lejos de la base española allí).
El desembarco desde el Jan Mayen ha comenzado poco antes de las 10 de la mañana, con sol radiante, en lanchas neumáticas y todos pertrechados con trajes de supervivencia en frío, hasta una playa pedregosa cercana a las instalaciones polacas. En la base polar, su director Marek Szymocha ha dado la bienvenida a los visitantes, con un desayuno preparado meticulosamente, incluidos dulces típicos polacos cocinados la noche anterior.
La base polar polaca en el sur de esta isla de Spitsbrgen, la mayor del archipiélago Svalbard, fue creada en 1957, en ocasión del Año Geofísico Internacional, y se mantuvo como estación científica de verano hasta 1978, cuando se reconstruyó para convertirla en una base permanente, ha explicado Szymocha. Desde entonces, siempre esta habitada, con turnos de residentes de un año y recibiendo a numerosos científicos internacionales (hasta 40), sobre todo en verano. La zona es un parque nacional donde las visitas están limitadas por el efecto que el exceso de gente puede tener en la naturaleza virgen. La estación es uno de los seis buques insignia europeo de biodiversidad, han explicado los científicos residentes. El archipiélago de Svalbard es territorio internacional regulado por Naciones Unidas, bajo bandera de Noruega.
Los confortables edificios de la base albergan ocho laboratorios, pero gran parte del trabajo se realiza fuera, en el privilegiado entorno. A menos de dos kilómetros hay un impresionante glaciar de 16 kilómetros de largo que se asoma al mar. Matgorzaia Blaszczyk Tychi va una vez por semana desde la base para tomar mediciones del glaciar, que está reduciéndose una media de 40 metros cada año desde hace un siglo. Ella reconoce que estar aquí un año es un poco aburrido a veces, pero que cada estación es diferente en este rincón del Ártico y, aunque ahora acaba su año de estancia en la base, espera volver.
"En los últimos 20 años, la reducción de los glaciares es muy rápida", dice Szymocha. Además de glaciología, en la base polaca se realizan investigaciones de geomagnetismo, sismología, estudios atmosféricos, meteorología, biología, ecología y geología. Su posición estratégica entre el Ártico eurasiático y americano, hace que el lugar sea muy apropiado para investigar fenómenos geofísicos, la estructura de la litosfera terrestre, procesos geofísicos e incluso fenómenos de física extraterrestre como la transferencia de energía entre el viento solar y la magnetosfera terrestre.
Durante el invierno, la base polaca permanece aislada, desde diciembre, que llegan las últimas provisiones, hasta marzo, y sólo en caso de extrema necesidad puede acercarse un helicóptero o motos de nieve. En verano, la bahía está abierta a la navegación, hay luz permanente y el record de temperatura máxima registrada es 13,4 grados centígrados.
jueves, 18 de junio de 2009
Una estrella mayor que el sol influyó en el nacimiento del Sistema Solar
Los científicos españoles que han realizado este hallazgo descartan así la teoría de la supernova
Científicos españoles han descubierto que una estrella seis veces mayor que el Sol influyó en el nacimiento del Sistema Solar. Así, han descubierto que el origen de algunos de los elementos radioactivos encontrados en los meteoritos más primitivos, cuyo origen data de la época de formación del Sistema Solar, pudo proceder de este cuerpo estelar.
Así lo explican científicos del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC) que han participado en la investigación, al tiempo que comentan que la incógnita del origen de componentes radioactivos hallados en los meteoritos más primitivos, aquellos que se remontan a la formación del Sistema Solar, parece tener una nueva respuesta.
En este sentido, apuntan que estos elementos podrían haber desempeñado un papel esencial en la evolución de los primeros bloques constitutivos de los planetas rocosos que forman el Sistema Solar. Además, indican que, desde su descubrimiento en los sesenta del siglo pasado, el origen de estos que se incorporaron a los primeros materiales sólidos que formaron los meteoritos ha sido un tema muy debatido por los astrónomos.
Registros del origen del Sistema Solar
Los meteoritos más primitivos han preservado en su interior esos materiales primigenios dado que proceden de asteroides pequeños que nunca llegaron a convertirse en planetas. Son, por lo tanto, el único registro tangible del origen del Sistema Solar.
Hasta la fecha, se había pensado que esos núcleos radioactivos, especialmente el aluminio ('26Al') y el hierro ('60Fe'), podrían proceder de una supernova cercana que habría dispersado estos elementos en el momento de su explosión, aunque esta teoría no parecía ajustarse totalmente a las observaciones realizadas.
Según el investigador del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, Josep M. Trigo, este nuevo estudio proporciona el primer modelo astrofísico que reproduce las abundancias de estos elementos en los primeros meteoritos, llamados 'condritas', sin necesidad de invocar la presencia de una supernova en la vecindad solar, en los momentos iniciales de la formación del Sistema Solar.
En su lugar, los resultados obtenidos por el nuevo estudio sugieren que una vieja estrella cercana equivalente a seis soles, mucho menos energética y masiva que una supernova, pudo bastar para proporcionar los principales núcleos radioactivos retenidos en los meteoritos primitivos.
"Gracias a este trabajo se ha comprobado que la proporción de isótopos radioactivos estimados en nuestros modelos de una estrella de seis masas solares coincide a la medida en los meteoritos primitivos", señala el investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Aníbal García Hernández.
Nueva formación de estrellas
En general, las estrellas mayores que el Sol conforme envejecen queman en su interior elementos cada vez más pesados, desde el hidrógeno hasta el hierro. En este proceso las estrellas aumentan su tamaño y algunas llegan a convertirse en gigantes rojas (estrellas en la rama asintótica de las gigantes o 'AGB' de sus siglas en inglés), mientras que otras, las más masivas, por encima de ocho veces la masa del Sol, acabarían sus vidas explotando como supernovas.
Así, ambos tipos de estrellas se hacen inestables al final de sus días, hasta que, en sus últimos latidos, expulsan al espacio las capas más externas de su atmósfera. Estos residuos son los ladrillos a partir de los cuales se construyen nuevas generaciones de estrellas y planetas.
Según el estudio, los elementos radioactivos sintetizados en el interior de estrellas gigantes rojas cercanas, con masas aproximadamente seis veces mayor que la del Sol, habrían participado enriqueciendo la nebulosa a partir de la cual se formó el Sistema Solar sin necesidad de la contribución de estrellas más masivas, que habrían producido supernovas, como hasta ahora se suponía.
domingo, 14 de junio de 2009
El Mediterráneo, la cuna del atún
Un estudio localiza las áreas de desove y reclama que se creen zonas sin pesca durante la reproducción
En las próximas semanas y hasta finales de julio, el atún rojo (Thunnus thynnus) volverá a su zona de nacimiento para reproducirse. Unos ejemplares irán hacia el mar Mediterráneo, que es una de sus zonas preferidas, y otros hacia el Golfo de México, tras alimentarse en el Atlántico. Para determinar las zonas de desove y crecimiento de las larvas de túnidos y pedir su posterior protección, un equipo de las organizaciones Oceana y Marviva tomó el año pasado muestras larvarias en 53 estaciones de tres zonas: suroeste de Malta, zona meridional del mar Tirreno y mar Egeo.Los resultados de la campaña desarrollada entre el 15 de julio y el 11 de agosto del año pasado, presentados ayer, muestran presencia de cuatro especies de atún: el atún rojo atlántico (Thunnus thynnus), el atún blanco (Thunnus alalunga), la melva (Auxis rochei) y el listado (Katsuwonus pelamis). Además, se encontraron larvas de pez espada, anchoa, alacha, jurel atlántico, salmonete de roca, castañuela, cardenal, papagayo y reyezuelo. Los muestreos indican que estas zonas son puntos clave para el desove de grandes pelágicos con elevado valor económico y cuyos bancos se encuentran sobreexplotados, por lo que ambas organizaciones pedirán la creación de áreas marinas protegidas. Durante la campaña, también constataron que la reproducción del atún rojo en la zona oriental del Mediterráneo se realiza un mes antes, entre mayo y junio, que en la occidental .
Además de estas zonas, las islas Baleares son una de las principales áreas de puesta del atún rojo, así como uno de los lugares principales de pesca. El director ejecutivo de Oceana en Europa, Xavier Pastor, apuntó ayer en rueda de prensa que "en el caso de Baleares, se dispone ya de la información necesaria para la declaración de una reserva para el atún rojo, que además beneficiaría a otras especies como el pez espada".
Hasta 45 millones de huevos por hembra adulta
A los cuatro años, los atunes alcanzan su madurez sexual y regresan a sus lugares de nacimiento para el desove. En los primeros años, las hembras ponen una media de un millón de huevos. Sin embargo, con la edad, aumentan su producción hasta los 45 millones de huevos por hembra entre los 15 y 20 años de edad.
Tras sólo dos días de incubación, nacen las larvas, de apenas tres milímetros de longitud. Crecen un milímetro al día hasta alcanzar los tres metros que pueden medir los adultos. Las crías se alimentan de zooplancton, pero, llegadas a la madurez comen arenque, anchoa, lanzón, sardina, espadín, anjova y caballa.
jueves, 11 de junio de 2009
Una colisión podría destruir el Sistema Solar
Mercurio sería el causante de este cataclismo poco probable
En apariencia, el Sistema Solar es un ejemplo de estabilidad. Los planetas siguen sus órbitas imperturbables y su comportamiento futuro es predecible. Pero las apariencias engañan. Hace 20 años, el astrónomo francés Jacques Laskar demostró que los movimientos en el Sistema Solar son caóticos.
Hoy, en un artículo en Nature, Laskar y Mickael Gastineau han avanzado en la comprensión de este caos orbital y han llegado a calcular que en los próximos 5.000 millones de años una colisión entre alguno de los planetas interiores del Sistema Solar es posible. El dato no es alarmante. Sólo en un 1% de los casos planteados el desorden planetario llevaría al desastre.
Planeta subversivo
Pese al reducido tamaño de Mercurio, las simulaciones informáticas empleadas por los astrónomos franceses señalan a este planeta como el principal sospechoso de subversión del orden establecido. En un pequeño grupo de las futuras trayectorias posibles para este planeta, Mercurio quedaría atrapado en una resonancia secular con Júpiter.
Este fenómeno consiste en que la influencia gravitatoria del planeta gigante sobre el más pequeño se amplificaría y acabaría por aumentar la excentricidad de la órbita de Mercurio hasta hacer que se cruzase con la de Venus.
En otros casos, el incremento en esta excentricidad tendría efectos sobre otros planetas internos que acabarían con la expulsión de Marte del Sistema Solar o el choque de la Tierra con Mercurio, Marte o Venus. Tras la desestabilización de Mercurio, el cataclismo tardaría en llegar menos de 100 millones de años.
miércoles, 10 de junio de 2009
La guerra y la masificación hicieron al hombre moderno
Otro estudioso, éste de EE UU, aborda también la cuestión demográfica en el origen del comportamiento social humano moderno. Pero lo hace desde la perspectiva de los costes y beneficios de la guerra en la evolución de un rasgo social importante como el altruismo. Ambos trabajos se publican en la revista Science. En ambos casos, como no podía ser menos en la ciencia contemporánea, Darwin sale a relucir, y la comparación con los datos genéticos resulta esencial al menos para validar las conclusiones demográficas.
El origen del comportamiento humano complejo, registrado primero en Europa y Asia occidental (hace unos 45.000 años) y después en el sureste y este asiático, Australia y África, se caracteriza por un marcado salto cultural y tecnológico, recuerdan Adam Powell (University College, Londres) y sus colegas. Incluso emerge un comportamiento simbólico que se manifiesta en el arte abstracto y realista así como en la decoración de los propios cuerpos. Herramientas de piedra, tecnologías avanzadas de cazadores y tramperos (lanzas, bumeranes y redes), artefactos rituales (de hueso y marfil) y musicales (flautas de hueso) son restos arqueológicos que lo atestiguan.
Lo que Powell y sus colegas investigan es la dispersión espacial y temporal del origen de la modernidad. Además, hay que tener en cuenta que los humanos anatómicamente modernos surgen en África hace entre 160.000 y 200.000 años. Entonces, si el motor del comportamiento moderno fuera un cambio biológico hereditario, ¿no deberían haber surgido sociedades complejas frecuentemente y pronto tras su diáspora fuera del continente ancestral? Es más, los científicos británicos apuntan que, para muchos de sus colegas, también los neandertales, aunque biológicamente diferentes de los nuevos humanos, tenían comportamiento y capacidades cognitivas notables.
Nuestros resultados demuestran que la influencia de la demografía en los procesos de transmisión cultural ayuda a explicar tres características clave de la emergencia del comportamiento moderno observable en el registro arqueológico: la aparición temprana y la desaparición subsiguiente de rasgos modernos en el sur de África; la heterogeneidad geográfica y temporal del surgimiento del comportamiento moderno y el retraso entre la anatomía moderna y los rasgos de comportamiento modernos", concluyen los investigadores.
Los estudios de ADN permiten hacer estimaciones sobre densidades de población prehistóricas cuyos resultados son compatibles, en general, con los de estas simulaciones demográficas.
Hay que tener en cuenta, advierte Ruth Mace también en Science, que "tanto los rasgos genéticos como culturales son hereditarios y están sujetos a procesos evolutivos, aunque los segundos no se transmiten de modo mendeliano y pueden heredarse incluso entre gente que no comparte genes". Esto puede producir resultados evolutivos inexistentes en otros animales.
Más radical que el de Powell es el segundo estudio, también de corte demográfico. Samuel Bowles (Instituto de Santa Fe, EE UU) aporta información etnográfica y arqueológica a sus modelos para concluir que la estructura demográfica en los grupos de cazadores-recolectores prehistóricos favoreció la transmisión de rasgos genéticos de influencia social en los humanos.
El punto fuerte del trabajo es el altruismo, aunque lo que estudia es la guerra, entendida ésta como conflictos violentos intergrupales. Las prácticas bélicas, sugiere Bowles, pudieron favorecer la supervivencia de grupos humanos que contuvieran más individuos altruistas dispuestos a poner en peligro su propia vida si ello aporta beneficios para su propio grupo.
"El nivel estimado de mortalidad en conflictos intergrupales debió tener un efecto sustancial, favoreciendo la proliferación de comportamientos favorables al grupo aunque fueran muy costosos a nivel personal para el individuo altruista", afirma, con un enfoque muy darwinista. Es decir, en la guerra venció evolutivamente el altruismo.
lunes, 8 de junio de 2009
ENTRE LA RECESIÓN Y LA COMPETENCIA CHINA El cultivo de la perla se muere en la costa donde nació
Mie (Japón).- Las leyes del mercado no perdonan a sus símbolos. Los cultivos de ostras de Akoya afrontan el peor momento de su historia, su peor crisis desde que Kokichi Mikimoto descubrió al mundo a finales de los noventa del siglo XIX que las perlas también podían ser cultivadas en los mares.
Desde la antigüedad, de China a Babilonia, este preciado adorno sólo podía ser recolectado entre las ostras que los creaban de forma natural. Sin embargo, este japonés introdujo la 'revolución industrial' en una tradición de la humanidad al introducir cuerpos extraños en el interior de los moluscos.
Kokichi Mikimoto, joyero oficial de la familia imperial desde 1924, había creado un imperio industrial tan simbólico para Japón como General Motors o Ford para Estados Unidos. Sin embargo, la competencia china y la recesión mundial podrían acabar con él.
En el pequeño pueblo pesquero de Wagu, en la bahía de Ago, la mitad de los 45 productores de perlas están a punto de cerrar sus cultivos después de que los precios se desplomasen más de un 50% en el último año.
"Es el final si pierdes tu pasión por el trabajo que haces, y yo la estoy perdiendo", afirma Akihiro Takeuchi, de 43 años, uno de los artesanos que cultivan las perlas en Akoya.
"No podemos vivir así. Realmente no es rentable... Akoya puede morir completamente en esta ciudad en unos pocos años", agrega.
Las perlas de ostras marinas de Akoya han representado una marca de calidad de esta industria durante décadas, siendo uno de sus púntos álgidos los noventa, cuando la producción doméstica generaba unos 88.500 millones de yenes (900 millones de dólares) en 1990.
Sin embargo, desde entonces la decadencia ha llegado a Akoya. La producción en 2008 apenas sumaba una quinta parte de aquellos añorados años, y la producción del último cuarto de siglo se ha desplomado un 60%. Se ha llegado a una situación que no sólo se explica por la crisis actual.
Una marea roja de fitoplancton acabó con dos tercios de las ostras a mediados de los noventa. Una situación que fue aprovechada por los cultivos de agua dulce chinos, que producían sus perlas a menor precio y que rivalizaban en un mercado donde los gustos habían cambiado: los jóvenes preferían adornos más accesibles que antes.
Si Kokichi Mikimoto revolucionó el mundo de la perla en los noventa del siglo XIX, China no ha sido menos en la misma década del XX. Sus cultivos en agua dulce producen más de 40 perlas mientras Japón apenas produce unas pocas.
La industria china produce unas 50 veces más perlas que Japón, según el director de la firma Mikimoto, Takashi Shimokura. Mientras ellos inundan el mercado con muchas perlas baratas,los rivales en el sector más lujoso están en los Mares del Sur y Tahití, cuyas perlas son mayores que las de Akoya y, por tanto, preferidas por los clientes occidentales.
Para rematar el sombrío panorama de Akoya, la actual recesión japonesa, la peor en décadas, ha provocado que la histórica joyería Tasaki Pearl cierre siete de sus ocho granjas de cultivo niponas este año, mientras que el Tiffany's ha anunciado una reestructuración para cerrar sus puntos de venta donde sólo ofrece perlas.
En Wagu, los jóvenes se han ido a la búsqueda de mejores oportunidades, mientras que los más ancianos tienes pocas esperanzas de que sobreviva una industria que ya es tradición.
"Aquellos que pueden salir son afortunados, pero muchos no pueden porque tienen pasadas deudas bancarias", afirma Makoto Yamamoto, presidente de la Unión de Cultivo de Perlas de Mie, lugar donde se produce un tercio de las perlas de Akoya.
"Siempre fui optimista en el pasado, incluso cuando la marea roja, pero esta vez no tengo ideas", lamenta el veterano de 74 años a Reuters.
Como plan de urgencia para salvar esta tradicional industria, el Gobierno japonés ha diseñado un plan de 120.000 millones de yenes destinado a proteger al pequeño sector pesquero.